Para el decano de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, (PUCPR) Arquitecto, Luis V. Badillo Lozano, no se debe generalizar diciendo, que las propiedades que no colapsaron, pero que fueron claramente afectadas a consecuencia de los sismos en el suroeste de la Isla, tengan necesariamente daños estructurales irreparables.
Sostuvo que es esencial consultar con un profesional para establecer si dichos daños son de carácter irreparable. “La casa puede estar agrietada, pero si éstas, no están en los componentes estructurales, (columnas, vigas, paredes de carga, lozas de techo) o sea los componentes encargados de sostener la estructura, la casa no debe representar riesgo de colapsar”, afirmó.
Continuó diciendo: “que una grieta en una pared de bloque o en otros componentes que no son de función estructural no representan peligro al colapso de la edificación… Insistió que muchas de las grietas que han asustado a la gente son en la terminación del empañetado, “en paredes de bloques que no tiene función estructural. Las grietas pueden ser incluso en una columna, o en una viga, pero eso no las excluye de que las mismas puedan ser reparadas y el daño mitigado” precisó.
Relacionado a las casas sobre columnas, el Arquitecto señaló que la mayoría de las residencias que colapsaron durante los temblores eran de este tipo. Describió que: “Cuando el suelo se empezó a mover por el temblor, la casa de arriba que es pesada, apoyada sobre las columnas en el nivel inferior que son relativamente frágiles, pierden el equilibrio, se rompen las columnas y la casa tiende a caer hacia uno de los lados”.
El Decano de la Escuela de Arquitectura, comparó lo que ocurre durante un terremoto con ese tipo de residencias, y alguien que está parado sobre una alfombra. Mientras, “la persona está parada con su peso sobre sus dos pies en equilibrio, no hay riesgo de caerse, ya que todo su peso está bajando hasta el piso de forma axial. Sin embargo, si se para sobre una alfombra y alguien la saca, pierde el equilibrio y se cae. Eso mismo pasa con esas casas, que no tienen capacidad para resistir lo que se conoce como “cargas laterales” porque los movimientos telúricos producen esfuerzos -con movimientos- que provocan que ese tipo de edificación pierda el equilibrio que tenían en reposo y se caen”.
Asimismo, puntualizó que las casas en las montañas que están construidas sobre columnas y tienen varios pisos, antes de la casa, “esas tienen otros problemas, porque tras que no tienen la capacidad para resistir las cargas laterales. Las columnas son asimétricas (no son iguales). Además, muchas están construidas en terrenos inestables o susceptibles a inestabilidad”.
Badillo se mostró esperanzado en que las lecciones que dejó el huracán María y más reciente, los sismos y réplicas en el sur, lleven a repensar la forma en que se construye en el país. “Deberíamos ser más cuidadosos a la hora de construir. Se sigue construyendo de manera informal, sin incluir profesionales como arquitectos e ingenieros. Debemos entender que estamos en una isla por donde pasan huracanes y que a consecuencia del cambio climático la frecuencia e intensidad de estos fenómenos naturales podría ser cada vez mayor”, observó.
Al final, confirmó que tanto una casa de madera, como de cemento si está bien diseñada y construida, debería tener la capacidad se soportar ambos fenómenos naturales. ■
Camille Rodríguez Báez
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