El narcotráfico, el crimen organizado, la violencia en las calles y la adicción que azotan las calles son parte de la estela de uno de los mayores problemas sociales en Puerto Rico y que se ha perpetuado en el tiempo. La droga es un dilema sumamente complejo que genera a su vez una serie de problemas en cadena. Para hablar sobre el narcotráfico, las drogas legales y los adictos crónicos, El Visitante entrevistó al Dr. José A. Vargas Vidot, salubrista, fundador de Iniciativa Comunitaria y primer candidato independiente electo para el Senado de Puerto Rico.

Dinero manchado con muerte

Todo problema tiene su origen. El narcotráfico es ese primer domino en la reacción en cadena, es la producción, distribución y venta al detal. De toda la droga ilegal que llega a las costas del archipiélago borincano, un impresionante 80 % tiene otro destino, principalmente Estados Unidos aunque no se limita a este solamente, especificó Vargas Vidot. “Todo el lío que vemos está relacionado con el 20 % que llega de Bolivia, Colombia, México y otros países”, dijo.

Ese pequeño 20  % que se queda se estima que pudiera generar cifras no menores a los $800 millones anuales. Esto revela que el negocio de la droga ilegal no solo es exorbitantemente lucrativo, sino letal porque es competitivo y está íntimamente relacionado “con más del 70  % de las muertes violentas en las calles”.

Uno de los datos más preocupantes de este negocio mortal es su fachada, su camuflaje con rostro joven. Reveló que el 90 % de las transacciones de venta al detal es realizado por menores de edad. Aunque en realidad la mayoría de los rostros de los verdaderos capos de la droga, los narcotraficantes a grande, mediana  y pequeña escala, son desconocidos.

“El negocio se nutre de la desigualdad social y de la poca accesibilidad al dinero. También se nutre de la manía de criar a nuestros hijos para que evidencien el éxito con lo que tienen y poseen. Esto en el caso del tráfico de drogas”, subrayó.

La droga más popular, la de mayor elección es la llamada speedball, una combinación entre la heroína y la cocaína. Sobre ella y la preferencia en la calle, comentó Vargas Vidot que es “bien vieja” y que “revela el estado mental y emocional de quien la utiliza”. Esto porque combina, como explicó, los efectos de un up y down. Y esto contrasta con la mayoría de los trastornos mentales concurrentes entre los adictos que son afectivos, de ansiedad, bipolaridad y depresión.

Otras drogas ilegales son el éxtasis, anfetaminas y unas muy utilizadas entre los jóvenes que son más peligrosas, las drogas de diseño.

Problema colosal: drogas legales

Para el también Senador, aunque las drogas ilegales representan un saldo social evidente a causa de la sangrienta guerra, el problema mayor son las legales. Es un problema muy difícil de cuantificar y detectar, esto porque se recetaron legalmente y posteriormente se distorsiona su utilización. La raíz del problema es que hay médicos que, según denuncia, “recetan permanentemente drogas -legales- que se supone tengan período de uso”. El catálogo de estas píldoras es muy conocido. Pero entre las que corren por la calle se encuentran: oxycontin, percoset, xanax y tramadol.

Al increparlo sobre la marihuana sintética legal que se vende en sales de baño e incienso, sostuvo que muy peligrosa y que la mejor manera de describir su ingesta es “psicosis”. Como no se puede medir, se desconoce cuán peligrosa puede ser.

Conoce al adicto 

Del otro lado de la oferta se encuentra la demanda. Al virar la moneda se encuentra el rostro humano y sufriente del adicto crónico en las calles. Ciertamente, el adicto cuenta con un perfil. El salubrista detalló que 83  % son hombres y 17 % mujeres; la edad es variada aunque fluctúa una predominancia entre 30 y 50 años; la escolaridad es baja; de 62  % a 63  % son personas con diagnósticos de salud mental concurrentes lo que agrava la condición; y son personas con escasez de recursos y bajos índices de pobreza.

¿Por qué la adicción? Hay una variedad de factores sociales que se requieren observar para tocar la superficie de la respuesta. Explicó que la droga desinhibe y saca momentáneamente de un estado de ánimo, de la depresión. Por eso, es fácil para un adicto simplemente apagar todos sus sufrimientos por unas horas. Pero, es mucho más complejo. El cuerpo humano produce opioides, según especificó, y cuando se añaden otros opioides el cuerpo poco a poco deja de producirlos de forma natural. Y el adicto, cuya necesidad va en aumento, tiene que suplir de forma externa dichas sustancias.

A esto se le suma la intervención del Estado, la prevención primaria en alusión a los factores que materializan la presencia de la droga en P. R., el deterioro de la familia que posiciona a niños con mayor susceptibilidad a este mundo y “la incapacidad de la escuela de provocar un sentido objetivo”. Esto provoca que la prevención sea secundaria, cuando ya la persona es adicta. “La adicción es un problema de un origen muy complejo. […] Lo perfecto sería estimar valioso cerrar la puerta de entrada”, concluyó.

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