La fuerza del viento es muy conocida por los fenómenos atmosféricos tropicales como los temidos huracanes. Por otro lado, la constancia de los vientos en las costas de Borinquen es una realidad que puede ser más aprovechada con la energía eólica, como actualmente se hace en varios puntos de la Isla.

Para conversar sobre esta energía limpia El Visitante contó con el ecólogo Héctor E. Colón-Rodríguez, feligrés de la parroquia San Francisco Javier en Trujillo Alto. El proceso de generar electricidad del viento, que a su vez es producto de los cambios de temperatura a consecuencia del sol, es muy simple. El ecólogo definió la energía eólica como una “que se obtiene del viento que es un fluido de aire que al pasar por unas aspas mueven un generador eléctrico anclado -conocidos como aerogeneradores-”. Esta energía se puede aprovechar las 24 horas del día y 365 días al año.

Energía pura y limpia

La producción de electricidad tradicional ha estado atada a contaminantes como los residuos producto de la quema de los derivados del petróleo, la ceniza luego de la quema del carbón y los residuos nucleares que producen los reactores. “Es inagotable, no deja residuos contaminantes, reduce el uso de combustibles fósiles, reduce las importaciones energéticas -del país- porque no hay que traer carbón, gas o petróleo; y contribuye al desarrollo sostenible”, apuntó.

Aunque como mencionó, algunos pudieran alegar que los molinos de viento producen una “contaminación visual”. No obstante, las plantas de electricidad, carbón y nucleares, sin mencionar el tendido eléctrico, encabezarían la lista. “En general y salvo algunas excepciones, son muchas más las ventajas que las desventajas, para preocuparse por ‘lo feo’ que se vean”, aclaró.

La fuerza del viento no es un descubrimiento de las últimas décadas. Desde épocas antiguas la fuerza del viento se aprovechó con molinos para moler granos y para dominar los mares con las velas de los navíos, sostuvo el ecólogo. En Borinquen los molinos se emplearon para sacar agua del subsuelo y en el caso de las salinas de Cabo Rojo para bombear agua de mar, subrayó Colón-Rodríguez.

No hay duda del inmenso potencial con el que cuenta Puerto Rico para capitalizar la energía del viento. Según el ecólogo, los vientos alisios son fuente continua en el archipiélago borincano. “El primer molino oficial de energía eléctrica en Puerto Rico se colocó en la isla municipio de Culebra cerca del Monte Resaca para el 1978. Lo sacaron al año y fue colocado por la Autoridad de Energía Eléctrica. Vieques, Culebra, la costa norte, este y la Cordillera Central (en la vertiente norte) tienen un potencial inmenso de producir energía eléctrica con el viento. Es un tanto vergonzoso que no se aproveche más este potencial”, sostuvo. No obstante, los estudios previos de viabilidad de viento serán requisito para garantizar un mejor rendimiento.

¿Peligro para las aves?

Sobre esta polémica adelantó que los cables eléctricos también son un potencial peligro para las aves que pasan, que se pudieran electrocutar o dañar las alas y matarlas. “Hay raras ocasiones en que las aves sí pudieran chocar con las aspas”, contestó. Aunque añade que lo importante es que no se coloquen los molinos en rutas de migración, bosques o lugares de gran valor biológico. Los molinos industriales -como los de Santa Isabel- no suelen ir a velocidades exorbitantes, pero los molinos domésticos y pequeños, como los de los botes y casas, pudieran ser más peligrosos. Dejó claro que la clave será la localización con un estudio de impacto ambiental. “Tenemos que analizar qué causa más daño en Puerto Rico, ¿el petróleo y el carbón o la energía eólica?”, apuntó.

Entre las energías renovables además de la eólica se destacan la solar y la hidroeléctrica.

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