“¡Es un milagro!¡Es una protección de los Cielos!”, así comienza su artículo el padre Bernardo Cervellera, misionero del Pontificio Insituto de Misiones Extranjeras y periodista en la Agencia Asia News.

El Padre Bernardo hace suyas las palabras de algunos católicos de la comunidad clandestina de Zhengding (Hebei) y con ellas quiso explica cómo comenzó el Jubileo en esta diócesis. Con cerca de 10.000 fieles de Zhengding, Lingshou, Pekín, Baoding fuera de la catedral y sin arresto alguno.

Un auténtico milagro, expresa el religioso puesto que la policía estuvo en frente de la iglesia y no hizo nada. Tampoco para detener al obispo Julio Jia Zhiguo, obispo no reconocido por el gobierno, bajo arresto domiciliario durante años por negarse a unirse a la Asociación Patriótica, permaneciendo fiel al Papa.

“Es increíble – dice una monja – que tantas personas pudieran reunirse durante tanto tiempo y nadie haya sido arrestado. Es probable que hubieran policías vestidos de civil se mezclaron con la multitud, pero no pasó nada”, continúa su crónica el misionero en AsiaNews.

Situación de los católicos en China

Según el Informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada la comunidad católica de China se ve asediada por arrestos, detenciones, destrucción de iglesias, prohibición de las actividades religiosas y consagraciones episcopales ilícitas (realizadas por el Gobierno chino).

Obispos “clandestinos” y sacerdotes, presos sin cargos aún sigue desaparecidos: Su Zhimin, de 80 años, que desapareció en custodia policial hace 15 años; Mons. Cosmas Shi Enxiang, de 90 años, obispo “clandestino” de Yixian, que lleva esperando el juicio desde 2001; el P. Joseph Lu Genjun, vicario general de la diócesis clandestina de Baoding (en la provincia de Hebei), bajo custodia policial desde el 17 de febrero de 2006; y decenas de sacerdotes de las comunidades católicas no oficiales.

Bajo esta premisa, los católicos chinos abordaron la valentía de celebrar la solemne apertura de la Puerta Santa en Zhengding. Un acto común en todas las diócesis del mundo: Una procesión, la lectura de la bula del Papa Francisco para el jubileo, la apertura de la puerta y la posterior Eucaristía.

Una celebración sencilla para casi todo el mundo, pero que en China se ha convertido en un auténtico milagro.

(Aleteia.org / Asia News)

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