Es posible que al escuchar el nombre de Digna de los Ángeles Hernández, no tenga idea de a quién se hace referencia, pero si nombra a Angie, la esposa del presidente de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Recinto de Ponce, Dr. Jorge I. Vélez Arocho, de seguro que sabe a quién se refiere. Angie ha sido la compañera del Dr. Vélez Arocho por los pasados 42 años y juntos procrearon dos hijas, Ángeles María y Ángeles que se llevan 3 años de diferencia.
La otrora profesora de Contabilidad de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, está la mayoría del tiempo junto a su esposo, sirviendo en la Iglesia y al prójimo, por eso al preguntarle sobre cuál es la clave para seguir juntos, respondió que su matrimonio es de tres. “Si quieren mantener una relación para toda la vida tiene que ser por el Sacramento porque solo así tendrán ese triángulo tan importante: esposo, esposa y Dios”, precisó.
Angie, natural de Bayamón destacó que el consejo más importante que le dio a sus hijas fue: “Uno tiene que dar, y darse a los demás”. “Ese consejo no se lo dimos, realmente se lo enseñamos”, admitió. Por eso no es raro que sus dos hijas participaran de actividades para ayudar a los demás e incluso fueron misioneras en Ecuador y Loíza, por un mes y con solo una mochila. “Ellas siguieron el ejemplo que vieron en casa y para ellas era algo normal”, reconoció.
Para Angie ayudar a los demás es algo que lleva haciendo toda la vida, porque luego de casarse en 1973, se mudó a Mayagüez. Allí se unió a la Juventud de Acción Católica (JAC) a la que su esposo pertenecía desde los 16 años.
Explicó que en 1978, Mons. Ulises Casiano, Obispo emérito de la Diócesis de Mayagüez, los nombró asesores seglares de la juventud. “Desde entonces nos integramos mano a mano con los muchachos y estuvimos en esa tarea por 30 años. Los jóvenes decían que nuestra casa, era la casa club de la JAC”, recordó entre risas.
Igualmente, junto a su esposo trabajaron en los cursillos prematrimoniales, conocidos también como cursillos de 3 meses que consistían en: catequesis y acompañamiento por un matrimonio acogedor. “Nos reuníamos cada 2 semanas por 3 meses. Tuvimos la oportunidad de ser matrimonios acogedores (aconsejábamos a las parejas) de parejas de novios que iniciaron en el grupo de jóvenes y todavía hoy afortunadamente siguen juntos”, mencionó. Añadió que estos cursos se ofrecían en Lares lo que permitía que su suegra cuidase de sus nietas que eran pequeñas.
Más tarde colaboraron estrechamente con Padre Fabián Rodríguez, en la Capilla Cristo de los Milagros, que era la que más cerca les quedaba de su residencia en la Sultana del Oeste. Trabajaron de lleno, visitando junto al sacerdote casa por casa la comunidad. Fungieron como lectores y estuvieron involucrados en la vida parroquial.
Como parte de esas iniciativas, P. Fabián creó una comunidad de villa cristiana CBX, que es un movimiento internacional y junto al clérigo desarrollaron la Comunidad Amigos del Buen Pastor que está próxima a cumplir 10 años y aún cuando hace 8 años se mudaron a Ponce, participan de estas reuniones. “Cuando se enteraron que nos mudábamos y que íbamos a dejar el grupo, nos dijeron que no, porque nosotros éramos parte de ellos. Seguimos participando cada semana”, confesó.
También, Titi Angie como se conoce al personaje que hace cuentos todos los jueves a las 7:15 de la mañana en el programa Arranca Puerto Rico, a través de Católica Radio y ese mismo día a las 4:00 de la tarde en el programa Mundo de Palabras, (dirigido a los niños), es parte de un proyecto para ayudar a adultos a terminar el cuarto año de escuela superior. Este comenzó en el 2009 junto a P. Carlos González en el Centro de Apoyo de la Familia en Mayagüez. “Conseguí varios profesores retirados para dar las materias básicas. Los preparan y el Departamento de Educación provee el examen. Además, se ofrecen cursos de floristería, costura, computadora y de confección de jabones y velas para ayudar a las personas que viven en los seis residenciales que hay alrededor de la Parroquia que tienen mucha necesidad”, destacó.