Aunque para algunos la Iglesia debe hacer silencio ante la política -nada más lejos de la verdad según la Doctrina Social de la Iglesia-, salta a la atención internacional la vorágine e inestabilidad política que vive Perú. Esto producto de la destitución del hoy ex Presidente Pedro Castillo por intentar instaurar un gobierno de excepción, intentar disolver el Congreso peruano y anunciar elecciones para uno nuevo. Ante el intento de Castillo el pasado 7 de diciembre, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana ese mismo día pronunció su contundente rechazo a estas actuaciones, las calificó de “inconstitucional e ilegal” y elevó su voz para defender la democracia. Además, el Consejo Permanente declaró que:
- Rechaza de manera enérgica y absoluta, la ruptura del orden constitucional. Es derecho y deber moral de los pueblos y de los ciudadanos la defensa de la democracia.
- Recuerda que conforme al art. 46° de la Carta Política vigente, “Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asumen funciones públicas en violación de la Constitución y de las leyes”.
- Solicita a las instituciones tutelares de la patria a asumir con plenitud sus funciones constitucionales para proteger y salvaguardar la democracia, garantizando, preservando y restableciendo el orden público y constitucional, haciendo efectivas las responsabilidades de ley.
- En este momento difícil para el país, llamamos a la unidad nacional, mantener la tranquilidad y poner coto a cualquier forma de violencia y de afectación de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Luego del polémico y sorpresivo anuncio calificado como un golpe de Estado, Castillo salió del Palacio de Gobierno, se produjo una ola de dimisiones en su gobierno como signo de rechazo contundente, el Congreso lo destituye, la vicepresidenta Dina Boluarte fue nombrada presidenta, Castillo fue capturado por las autoridades y procesado por “presunto delito de rebelión”. Cabe destacar que Castillo enfrenta una investigación por delitos de corrupción junto a varios funcionarios de su gabinete.
El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana da cátedra de cómo la voz profética de la Iglesia se abre camino por doquier incluyendo la política para fomentar la justicia, la verdad, la caridad, la unidad, la fraternidad, la paz, la esperanza, la vida y los valores evangélicos que como seguidores de Jesucristo debemos manifestar y promover. ¡Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, oren por el pueblo peruano!
Ya en el batey nuestro, la Conferencia Episcopal Puertorriqueña ha pronunciado su voz profética en varias instancias para defender el pueblo ante la corrupción, elevar un clamor por la vida desde la concepción hasta la muerte natural y otros males en torno a la política puertorriqueña. Para algunos solo falta abrir los oídos, el corazón y el entendimiento…
Enrique I. López López
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