La noche del 3 de noviembre, fiesta de San Martín de Porres, el convento Nuestra Señora del Rosario de los frailes dominicos en Bayamón recibió a fieles y religiosos para celebrar la ordenación sacerdotal de Fray Emmanuel Toledo Ramírez, O.P. La misma fue presidida por Mons. Roberto O. González Nieves, ofm, Arzobispo de San Juan.

Luego de la elección del candidato, el Arzobispo procedió con la homilía. En ella manifestó que Fr. Emmanuel sería ordenado como “otro Jesús para que sin desanimarse pueda ser instrumento de paz y esperanza” ante la situación actual del País sobre la que “casi todo el mundo dice: Puerto Rico se levanta”, acto coreado por los presentes y seguido de un aplauso.

Continuó diciendo: “Considera que al ejercer el ministerio sacerdotal participarás de la misión de Cristo, el maestro de los maestros. […] Lee y medita asiduamente la Palabra del Señor para creer lo que has leído, enseñar lo que has aprendido en la fe y vivir lo que has enseñado. Que tu predicación sea el alimento del pueblo de Dios que llegue precisamente al corazón de la gente porque brota de tú corazón”.

“Me dirijo a todos y todas pidiéndoles que oren para que el Espíritu Santo fortalezca a Fr. Emmanuel al comienzo de su sacerdocio y que renueve el corazón de todos los sacerdotes con un intenso amor por la vocación que hemos recibido […]”, culminó.

Tras la promesa donde hace pública su intención de unirse al ministerio sacerdotal, el candidato se postró en el suelo para la súplica litánica. Después de la imposición de manos de parte del Arzobispo y los presbíteros presentes, fue revestido con la estola y la casulla. Luego Mons. Roberto le ungió las manos con el santo crisma y acto seguido recibió un abrazo de parte de sus homólogos y de sus padres.

Posterior a la Eucaristía, Fray Emmanuel ofreció un mensaje en el que subrayó que le tomó 10 años completar el proceso compuesto de “altas y bajas, alegrías y tristezas”. “Por eso he comparado este tiempo con el entrenamiento que tienen que realizar los luchadores antes de cada lucha”, dijo el apasionado de la lucha libre.

Agregó que: “Después de ese largo entrenamiento estoy listo para luchar, una lucha en la que no existe tiempo límite porque el enemigo nunca descansa. En la que no me rendiré porque lucharé hasta el final para así ganar el campeonato, y no el universal, si no el Reino de los Cielos. Pero para ganar esa lucha necesito buenos entrenadores y ahí es que entran todos los aquí presentes. Por eso les pido que continúen orando por mí, por mi perseverancia para así ser un buen sacerdote según el corazón de Cristo. Amén”.

 

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