“En mi caso, nunca más una tendré relación. Ahora es solo Jesús y el año que viene si Dios lo permite, cumpliré 10 años de celibato. Así que puede ser que haga votos, estoy trabajando en eso”. De esta manera, Julio César Muñoz Muñoz explicó cómo, desde un principio, tuvo claro los mandatos de la Iglesia, viviría su fe, el verdadero significado del Sacramento del matrimonio y su amor por la Eucaristía.
Tuvo un primer matrimonio por lo civil que duró un poco más de 1 año y en el que procreó una hija. Más adelante, conoció a la que entendía era la persona adecuada. En esta segunda unión optó por el sacramento matrimonial y estaba claro de que, en esta ocasión, su decisión sería final y firme. Sin embargo, la unión terminó 16 años después con dos hijas.
Consciente de que el matrimonio como Sacramento es indisoluble y seguro de su amor por la Eucaristía, entendió que era momento de decidir su futuro. “Tenía que escoger: o comulgo, soy solo y me quedo con Cristo, o si tengo una mujer, jamás podré volver a comulgar porque ese es el dogma de la Iglesia, y solamente sería espiritualmente. Yo preferí mil veces a una a Jesucristo”, comentó.
Desde entonces, aunque ha sido un reto constante, ha mantenido fielmente su promesa. Tanto así que considera que vive contracorriente, pues ni él mismo pensaba que podría lograrlo. “Cuando le dije esto a Papá Dios: ‘Tienes que obrar’, fue un gran milagro de Él. El don del celibato me lo dio Él y no le he fallado nunca. Pero solo si te fajas verdaderamente hasta el final lo logras”.
Compartió que a sus hijas siempre les recuerda que: “Dios quiere en nosotros verdaderos héroes. Las habilidades que vemos en Superman o en cualquiera de los superhéroes, cuando uno estudia los santos, se da cuenta que Dios puede capacitar para hacer cualquier cosa, pero tienes que estar en unión perfecta con Él”.
Agregó que: “En el camino te darás duro porque Lucifer lucha contigo violentamente. Cuando empecé a conocer más a Dios, tenía mi negocio, una casa de $300 mil en una urbanización exclusiva. Entre el capital de terreno, negocio y otras cosas perdí más de $1 millón, hasta mi matrimonio. Es un desprendimiento absoluto, pero sé y estoy bien confiado en que nunca Jesús falta a sus promesas, y que ahora me toca la pasión y el Gólgota pero que voy a llegar a esa resurrección, definitivamente como que me llamo Julio y Dios existe”.
Reveló que entre los santos que admira, San José se ha vuelto el principal. De él tomó el ejemplo de la figura paternal y del celibato. “Creo que su intervención fue definitivamente importante para que yo pudiera lograrlo”, aseguró. A su vez, describió la experiencia como padre consagrado “súper interesante e importante. Es un contraste social, porque es como decir un hombre en peligro de extinción”.
De otro lado, sostuvo que la paternidad es símbolo de sacrificio, porque “todos los días es una prueba, especialmente para un padre divorciado, cuando eres quien amas. Todo lo que he pasado del desprendimiento, de amar a una persona, pero no estar con ella es desgarrador”.
No obstante, como parte de su legado, quiere demostrarles a sus hijas que lo que les dijo al principio lo cumplirá hasta el final. “Ellas han visto cómo sus madres han cambiado de pareja, y yo he seguido con Cristo. Creo que ha sido un testimonio que a ellas las ha impactado, viendo cómo papá tiene que ir a las actividades de la escuela, de la familia siempre solo”.
Aunque no le han faltado prospectos o insinuaciones de alguna mujer, dijo tener una meta importante “creo que es la meta de todo cristiano de ser santo. Por eso, le digo a ellas: ‘No es lo mismo leer esto en un libro que tú vivirlo”. Admitió que este estilo de vida, aunque difícil, hay que llevarlo “con mucha disciplina y amor a Cristo. Verdaderamente hay que demostrarlo todos los días. Siempre vienen muchas pruebas, en la oficina, en la escuela, en todos lados, pero especialmente como padre, pues ese rol de testimonio viviente es el que entiendo que puede hablar más que las palabras”.
Aunque bien deseara la felicidad de sus hijas, para este hombre, lo más importante es la salvación de sus retoños. “Más que nada deseo que se salven, que no se dejen llevar por la corriente del mundo, porque en eso envuelvo mi tranquilidad, la paz de ellas y su alegría”. Mientras, invitó a los padres en general, a “amar como ama Cristo, incondicionalmente. Que puedan llegar a amar así, ese es mi reto también”.
Nilmarie Goyco Suárez
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