“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”, (Lc 10, 27).
Las predicciones, los horóscopos y los ritos para los que buscan salud, dinero y amor son muy típicos en los distintos medios y hasta en las redes sociales. Es importante saber que toda forma de adivinación, magia, ritos y amuletos son rechazadas por la fe y el credo católico. El rechazo total a estas prácticas astrológicas y esotéricas será un signo de la fidelidad al primer mandamiento.
Ingrediente clave: la falta de fe
Padre Juan José Saliva González, párroco de Nuestra Señora de la Merced de Ponce, sostuvo que las personas buscan conocer el futuro inmediato y el porvenir con adivinadores, a los que denominó “horoscoperos”, por falta de fe en el verdadero Dios que ama, es misericordioso y da la felicidad a todos sus hijos. Esa falta de confianza en Dios es “pecado contra el primer mandamiento”. Asimismo, el Catecismo de la Iglesia Católica (2111) orienta que las supersticiones son desviaciones del sentimiento religioso y pueden afectar el culto que damos al verdadero Dios.
Explicó P. Saliva que todo esto es falso, que muchos “horoscoperos” mezclan superstición con religión y se valen de la incredulidad, que todos estos géneros nacen de la falta de fe y confianza en Dios. Además, insistió en no patrocinar estas prácticas, proteger la vida espiritual y la de los familiares con la vida sacramental, aludió a las palabras del Papa Francisco sobre la promesa de Dios hecha a Abraham “para creer es necesario aprender a mirar con los ojos de la fe”.
¿Algo inofensivo?
Por su parte, Padre Aníbal de Jesús Rosario Mercado, OMF Cap., criticó a los que minimizan estas prácticas, cuyo denominador común es el esoterismo y el ocultismo, que no son inofensivas como muchos piensan sino que el cúmulo de prácticas son una seudo-religión que rinden culto al demonio de manera solapada, indirecta o directamente. “Sabemos por las Sagradas Escrituras que el mismo demonio se le aparece a Jesús de manera inofensiva, cuando Jesús sintió hambre y fue tentado”, dijo el fraile capuchino.
Sobre la adivinación, comentó que la cartomancia, el horóscopo, la lectura de la mano, las predicciones o los adivinos están prohibidos por las Sagradas Escrituras, que no vienen de Dios, que los adivinos no entrarán al reino de los Cielos y que todo “es un engaño”. Lamentablemente, las lagunas espirituales de la cultura actual producto de la desvinculación con Dios y con la Iglesia son combustible y alimento para estas prácticas. Instó a los católicos a protegerse y proteger a sus seres queridos de esta vorágine que aumenta al inicio del año, pero que continúa. La mayor protección será la Misa, la Confesión y la oración en familia.
Finalmente, el fraile invitó a ser cautelosos al comprar artículos religiosos, esta debe hacerse en tiendas religiosas. En su experiencia ha observado objetos, velas, crucifijos, rosarios, medallas, imágenes distorsionadas o con amuletos a la venta en tiendas no religiosas. Señaló al fenómeno de la Nueva Era como uno de los responsables de tergiversar los elementos religiosos y sumar a la confusión en la promoción de falsas prácticas para separar al hombre de la verdadera comunión con Dios.
En fin, el Catecismo (2116) detalla de forma clara: “Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a médiums encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios”.
Confusiones de Nueva Era
Sobre la Nueva Era un grupo de trabajo de dos dicasterios de la Santa Sede, el Consejo Pontificio de la Cultura y Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso realizó el informe provisional y reflexión Jesucristo, portador del agua de la vida. En el documento detalla las pretensiones de la Nueva Era: encantamiento; armonía y comprensión: buenas vibraciones; salud: una vida dorada; y totalidad: un viaje mágico al misterio. “Uno de los elementos más comunes de la espiritualidad de la Nueva Era es la fascinación por las manifestaciones extraordinarias y en particular por los seres paranormales. Las personas reconocidas como médiums aseguran que su personalidad es poseída por otra entidad durante el trance, un fenómeno de la Nueva Era conocido como ‘channeling’ (canalización). […] Probablemente sea más correcto referirse a ello como a una forma contemporánea de espiritismo, más que a una espiritualidad en sentido estricto”, versa la reflexión.