¿Alguna vez ha pensado en las consecuencias que puede tener sufrir un derrame cerebral? El ataque cerebral, comúnmente conocido como derrame, está clasificado como la quinta causa principal de muerte en los Estados Unidos y una de las principales causas de discapacidad principalmente en adultos. Sin embargo, cualquier persona está en peligro de padecer un ataque cerebral, tenga o no factores de riesgo.

También conocido como accidente cerebrovascular, ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia el cerebro se altera. Como consecuencia, las células cerebrales pueden morir debido a la disminución del flujo sanguíneo, falta de oxígeno y nutrientes necesarios para funcionar adecuadamente.

Existen dos clases principales de derrames. El primero, llamado accidente cerebrovascular isquémico. Este es causado por una de las siguientes razones: un coágulo que bloquea u obstruye un vaso sanguíneo en el cerebro o cuello, llamado trombosis; el movimiento de un coágulo de otra parte del cuerpo como del corazón al cerebro, llamado embolia; o el estrechamiento grave de una arteria dentro del cerebro o que va hacia él, llamado estenosis.

El segundo, llamado accidente cerebrovascular hemorrágico, causado por la ruptura y sangrado de un vaso sanguíneo en el cerebro. Según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS, por sus siglas en inglés), el 80 % de los accidentes cerebrovasculares son isquémicos y el 20 % son hemorrágicos.

Como resultado puede afectar la capacidad de movimiento, la sensibilidad, el lenguaje, la visión, la capacidad de razonar y recordar, el control de la vejiga y el intestino, y otra consecuencias que varían según la intensidad del ataque y el área del cerebro afectada. Según las estadísticas, anualmente más de 795 mil estadounidenses sufren uno, y cerca de 160 mil mueren por causas relacionadas con el mismo.

Como prevención, se sugiere controlar los factores de riesgo y conocer los signos de advertencia. Estos son claves que envía el cuerpo indicando que el cerebro no está recibiendo suficiente oxígeno. Si observa uno o más de estos signos llame inmediatamente a un médico o al 911.

• Entumecimiento súbito o debilidad facial, del brazo o la pierna, especialmente de un lado del cuerpo.
• Confusión momentánea, o dificultad para hablar o comprender el habla.
• Súbita dificultad para ver con uno o ambos ojos.
• Dificultad repentina para caminar, mareos, o pérdida del equilibrio o la coordinación.
• Dolor de cabeza grave de momento sin causa conocida.
• Otros signos incluyen visión doble, somnolencia, náuseas y vómitos.

A veces pueden durar unos pocos minutos y luego desaparecer. Estos breves episodios, identifican una afección seria que no desaparece sin atención médica, son conocidos como ataques isquémicos transitorios o TIA por sus siglas en inglés, suelen llamarse “miniaccidentes cerebrovasculares”.

Algunos de los factores de riesgo más importantes de tener un ataque cerebral pueden determinarse durante un examen físico. Con atención continua, usando las terapias disponibles y desarrollando nuevas, se puede prevenir y tratar el 80 por ciento de los accidentes cerebrovasculares.

Para evitar un derrame cerebral se recomienda lo siguiente:

Disminuir la presión arterial – Hombres y mujeres con presión arterial alta pueden cuadruplicar su riesgo de sufrir un derrame. La hipertensión es de hecho el factor más importante en un accidente cerebrovascular.

Adelgazar – La obesidad es otro factor importante para ser víctima de uno. Se recomienda acudir con un especialista en nutrición para encontrar el mejor régimen alimenticio acorde con las necesidades individuales.

Ejercitarse – Hacer ejercicio con una intensidad moderada, cinco días de la semana es fundamental no solo para perder peso, sino para evitar el riesgo de presentar apoplejía, trombosis, embolia o hemorragia cerebral. Caminar vigorosamente todos los días puede ser suficiente para hacer una diferencia.

Beber con moderación – Se sabe bien que beber una copa de vino tinto al día puede proteger al corazón y al cerebro, pero no más. Consumir más de dos bebidas al día incrementa el riesgo de sufrir un derrame cerebral.

Tratar la fibrilación auricular – Si presenta esta condición, que consiste en sufrir un ritmo cardiaco irregular, lo mejor es tratarla con un médico. La fibrilación auricular tiende a crear coágulos que frecuentemente viajan al cerebro y producen un derrame. Esta condición puede aumentar casi cinco veces las probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular.

Cuide su diabetes – La diabetes es una enfermedad crónica que daña los vasos sanguíneos, lo que incrementa la probabilidad de producir coágulos. Si tiene diabetes, cuide su dieta y haga ejercicio. De lo contrario, cuide su ingesta de azúcar, especialmente si hay antecedentes de la enfermedad en la familia.

No fumar – El tabaquismo espesa la sangre e incrementa la acumulación de placa en las arterias; ambos factores propician la formación de coágulos.

(Fuentes: Varias)

Nilmarie Goyco Suárez
Twitter: @NilmarieGoycoEV
n.goyco@elvisitantepr.com

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