La pastoral familiar cuenta con un nuevo aliado para poder responder de manera eficaz a las realidades de la familia puertorriqueña: la Comisión Nacional de Pastoral Familiar. Con un año de creada, luego de reflexión y escucha, la Comisión de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP) es fruto de los encuentros nacionales de pastoral. Esta comisión está bajo la tutela y presidencia de Mons. Álvaro Corrada del Río, Obispo de Mayagüez.

El primer de cinco desafíos detallado por la Comisión de Evangelización de la CEP es el matrimonio y la familia, en ese marco nace esta comisión. Así lo explicó Padre Phillip “Felipe” Núñez Carrión, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional. “Luego de la última Asamblea Nacional de Pastoral (2014), cada Obispo convocó a los vicarios o responsables de la pastoral familiar a nivel diocesano. Fue entonces que  comenzamos a trabajar unidos -en la comisión-”, sostuvo del momento de creación.

 

Nace una Comisión Nacional

En la misma reunión brota la iniciativa de la comisión nacional, con la presencia de los vicarios o matrimonios encargados de la pastoral familiar a nivel diocesano, se designó a P. Felipe como coordinador y portavoz por el término de 3 años. “De ahí surge que se realice una Comisión Nacional de Pastoral Familiar y que no fuéramos nosotros (los representantes) nada más, sino que fuera compuesta por el responsable o los responsables y un matrimonio de cada diócesis”, sostuvo.

Lo cierto es que la Exhortación Apostólica del Papa Francisco Amoris laetitia (2016) ha sido uno de sus instrumentos de trabajo y su guía para iniciar el camino por recorrer. De hecho, el primer encuentro nacional de agentes de pastoral familiar celebrado en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Recinto de Ponce, giró en torno a la mencionada Exhortación. “Ya entonces se comenzó a dialogar sobre los retos y oportunidades del desarrollo de una pastoral familiar efectiva. Lo hermoso fue conocer agentes de pastoral de todos los rincones de Puerto Rico, sus distintas realidades, métodos y organización”, recordó el Secretario.

 

Encuentro de pasos firmes

Próximamente la Comisión se reunirá para preparar la segunda edición del encuentro nacional para agentes de pastoral familiar pautado para el 22 de abril de este año en la PUCPR de Ponce. “Encontramos que es importante continuar concretizando. Se discutió Amoris laetitia y la importancia de una pastoral de acompañamiento, ese nuestro estilo de pastoral. Debido a eso, el 22 de abril será algo más concreto. Qué cosas podemos hacer en nuestra pastoral para acompañar”, subrayó el también vicario de pastoral familiar en la Arquidiócesis de San Juan.

Lo cierto es que cada Diócesis tiene sus realidades, sus dones, sus planes y estilos de trabajo que enriquece la experiencia de las otras diócesis en estas reuniones. Como Padre Felipe dice “cada uno tiene algo que el otro no tiene”.

El encuentro del 22 de abril crea muchas expectativas porque tendrá un acento práctico de términos concretos y pasos específicos para que la pastoral familiar pueda ser asertiva en su misión. El Vicario explicó que “tenemos que unificar esfuerzos para proveer herramientas a las pastorales de la familia”.

 

Reto de “primerear” a la familia

Ante la interrogante de cuál es la prioridad o el mayor reto de la familia en la actualidad, contestó que es dar la importancia y el valor que merece la institución familiar familia. Se está perdiendo el valor de la familia, muchos niños crecen en hogares fragmentados por el divorcio y aunque aplaude los esfuerzos de estos padres y madres muchas veces solitarios o en segundos matrimonios argumentó que es necesario recalcar la importancia de la familia, promover la familia tradicional como la mejor opción.

“El reto está en promoverlo de tal manera que las personas estén más conscientes y se preparen mejor para el don de matrimonio, que luchen por mantener la unión matrimonial, que padres e hijos den lo mejor de sí en la familia”, confirmó.

 

Escucha, acompañamiento y respuesta

Paso a paso la Comisión está situando su oído en tierra, creando espacios para que se revelen las necesidades y atentos para proveer las herramientas necesarias a los agentes de pastoral familiar para enfrentar los nuevos retos. “No queremos decir las cosas que queremos hacer, sino que de la base surjan las necesidades para responder a esas realidades. La Comisión está dando pasos, que alimenta y fortalece los agentes de pastoral familiar de Puerto Rico. Pero, todavía hay un camino por recorrer”, concluyó.

 

 

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