El 1 de noviembre, Solemnidad de todos los Santos, la Diócesis de Mayagüez celebró la clausura del Jubileo de la Misericordia. Aún cuando el día fue lluvioso, incluso hubo zonas inundadas, la Catedral estuvo colmada de fieles. La intención primera fue realizar estos actos de clausura en la Plaza Colón, pero las inclemencias del tiempo no lo permitieron.
Muchos fieles llegaron para la celebración de la Santa Misa en el día de todos los Santos. Antes de la celebración eucarística rezamos el Santo Rosario. Presidió la misma nuestro obispo, Mons. Álvaro Corrada Del Río, S.J. Fue concelebrada por un nutrido grupo del presbiterio y asistida por varios diáconos permanentes. Estuvieron también religiosas de las diversas comunidades presentes en la Diócesis, igualmente que varones de vida consagrada.
El Obispo reflexionó en la vocación a la santidad de los bautizados. Hizo referencia a modelos de santidad contemporáneos, como Santa Teresa de Calcuta, San Juan Pablo II, el Beato Carlos Manuel Rodríguez. La Iglesia es comunidad de santos, hombres y mujeres que luchan por vivir la santidad en su realidad concreta.
Hizo alusión a la vivencia de la misericordia en la vida de los santos y en la peregrinación terrestre. Ser misericordiosos es exigencia del seguimiento de Cristo y consecuencia de nuestro vivir adheridos a Él. La Iglesia es comunidad de misericordia.
Terminada la celebración eucarística, el Obispo invitó a unirse a los sacerdotes más ancianos, los más jóvenes, quienes junto al Vicario General y el rector de la Catedral impartieron la bendición solemne. Recibimos de nuestro Pastor la bendición papal e indulgencia plenaria.
Concluida la Eucaristía, Mons. Ramón Albino Guzmán, vicario de Pastoral, dirigió los actos de clausura. En ese momento los fieles presentes recibieron un hermoso recordatorio de la celebración, con la oración de consagración. También recibieron una copia del Evangelio de San Lucas, evangelista de la misericordia. Comenzamos con el rezo de la coronilla de la Divina Misericordia y las letanías de la Misericordia. El ministerio Emmanuel de la parroquia La Milagrosa de Aguadilla animó con sus cánticos. El Obispo dirigió la plegaria de Consagración del mundo a la Divina Misericordia. Se proclamó la parábola del buen samaritano.
Mons. Albino tuvo la reflexión en esta segunda parte de la celebración. Centrándose en la parábola del buen samaritano nos exhortó a vivir ejercitándonos en la misericordia. En una hermosa reflexión, que compartiremos en este espacio, por lo que no adelanto su contenido, nos hizo por momentos vibrar de emoción y gozo.
Una vez finalizada la reflexión, oramos pidiendo, en una oración cantada, por nuestras necesidades y las de todos. El epílogo de la celebración fue la procesión con el Santísimo Sacramento en el interior del templo. En su magnífica custodia, fue llevado en hombros por cuatro de nuestros diáconos por todo el templo catedralicio. Presidía la procesión nuestro Obispo, con los diáconos y el grupo de adoradores del Santísimo de la Catedral.
Fue una jornada especialmente intensa. Contemplar un pueblo que con singular emoción y encanto levantaba en adoración sus manos y su voz aclamando al Amor de los Amores, al Rey de Reyes y Señor de señores en su presencia eucarística. El Obispo impartió la bendición con el Santísimo y despidió a los fieles animándoles a ser misericordiosos