“La exposición a los contaminantes atmosféricos produce amplio espectro de efectos sobre la salud, especialmente a los más pobres”, (Laudato Si’, 20).

 

La generación de energía producto del carbón cesó a causa del huracán María. No obstante, las 1,300 familias que viven en el litoral costero del sur de Peñuelas en los barrios de Tallaboa de ese municipio se mantienen en estado de alerta ante la posible reactivación de operaciones. El reclamo comunitario es simple, solo anhelan salud.

Por su parte, la carta encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, que orienta sobre el cuidado del ambiente, clama por una conversión y ética ecológicas, traducido a nuevos hábitos energéticos limpios. Es muy difícil pasar por el primer capítulo del documento pontificio y no aplicar la problemática de la ceniza en suelo boricua. En el número 21 del documento se habla de los residuos de desechos peligrosos, altamente tóxicos y radioactivos. “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”, especifica el Papa.

Para José Manuel “Nolo” Díaz Pérez, del Comité pro salud, desarrollo y ambiente de la comunidad de Tallaboa y residente, la situación de contaminación en la zona sur de Peñuelas tiene un largo historial y no simplemente se puede ver la ceniza de carbón como un incidente circunstancial en el pueblo. Esto porque durante las últimas décadas el valle costero ha sido el foco de proyectos industriales e iniciativas que han traído contaminantes muy variados. Por lo que este, señala, “no es la primera lucha”. Sí ha habido varias batallas ambientalistas, ha habido varias amenazas…

“Primero las petroquímicas que trajeron contaminación y enfermedades para las familias residentes. Siguió la zona industrial, plantas de ácido, el gasoducto, la quema de neumáticos, la incineración de cadáveres y mal manejo de asbesto que provocó el cierre de escuelas aquí. Esto ha desembocado en un instinto de autodefensa por parte de las comunidades. El más reciente caso es la ceniza de carbón”, sostuvo con preocupación el residente de Tallaboa.

Cabe destacar que las 1,300 familias se distribuyen en tres barrios: Tallaboa Encarnación, Tallaboa Saliente y Tallaboa Poniente, que también comprenden los sectores Seboruco, Junco y el pueblito.

Nolo estableció que la única motivación que tienen como comunidad es garantizar la salud de sus 1,300 familias y las únicas opciones que les quedan son oponerse pacíficamente, fiscalizar y manifestarse ante “un genocidio que se comete contra nuestras comunidades”. Además, indicó que se ha encontrado evidencia de radiación alfa y beta en la ceniza.

El residente explicó que se legalizó la disposición de ceniza en Puerto Rico, pero fuera de relleno de construcción como se hizo antes del 2015 en fincas privadas, urbanizaciones y proyectos de construcción en suelo boricua. Con la legalización, la ceniza pasó a vertederos industriales y a Peñuelas.

“Se logró un acuerdo tripartita para aprobar una legislación para prohibir el depósito de  ceniza en P.R. Minutos antes del cierre legislativo llegaron unas enmiendas […] Los cabilderos hicieron el trabajo… Cambiaron el acuerdo y se daban el espacio a tirar ceniza. En la Ley 40, se prohíbe el flyash, pero, lo que se deposita en Peñuelas es 80 % flyash. Este material como quiera va en contra de la Ley. Por eso es que cuando alegamos y sostenemos que se está cometiendo un genocidio contras las comunidades en Tallaboa no nos equivocamos”, indicó.

La energía a base de quema de carbón es la más barata de los combustibles fósiles y está altamente regulada por la presencia de metales pesados en los dos tipos de cenizas que se producen de la quema: pesada (en el fondo de la caldera) y flyash (que se suspende en el aire). Entre los metales que contiene se encuentra el arsénico, plomo, aluminio y cadmio, todos cancerígenos, según varios estudios científicos.

Esta fue la razón para que la ceniza fuera prohibida en Arroyo Barril, República Dominicana, según explicó Orlando Flores Alicea uno de los integrantes del equipo en contra de la ceniza en Peñuelas y Guayama. Además, sostuvo que la problemática “nos afecta a todos como País porque el movimiento de cenizas por las carreteras expone no solo a las comunidades, protestantes y policías, sino a pueblos enteros y conductores de todo Puerto Rico”. En este sentido, no se trata de un pueblo en específico, más bien cualquier contaminante que se vierte en el aire o agua en determinada zona es problema de todos los puertorriqueños. Del mismo modo, urgió a concentrar esfuerzos para buscar formas de energía limpia porque no es posible apostar a la salud pública de la niñez, de los ancianos y de los más vulnerables a cambio de energía barata. Energía hidroeléctrica y solar pudieran ser posibilidades viables.

Durante la histórica demanda a la empresa Pacific Gas and Electric Company que contaminó unos cuerpos de agua en California en 1993 le llevaron un vaso de agua de un arroyo vecino a la planta a los directivos de la empresa para que lo bebieran si es que estaban totalmente seguros de su argumento. Ellos declinaron. ¿Acaso alguien en Puerto Rico se atrevería a cargar un poco de ceniza en el auto y enterrarla en su jardín?

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here