La cultura es el conjunto de prácticas, valores, costumbres y símbolos que se enmarcan en la forma de vida de un grupo de personas o de una comunidad en particular. La cultura se define a partir de un determinado momento y lugar, pero deja sus huellas en generaciones futuras. Es un factor de unión entre las personas, otorgando una identidad única a un pueblo, pero a la vez establece diversidad entre los diferentes pueblos y generaciones. No es posible analizar el comportamiento humano de una persona sustrayéndole de su cultura.
La Doctrina Social de la Iglesia considera la cultura como un elemento importante y valioso, que debe ser respetado, pero que también debe ser transformado por los valores universales que predica el Evangelio. La Iglesia se ha de hacer responsable de introducirse en la cultura y de hacerla fecunda y fermentar la sociedad con el evangelio: “Porque Dios, al revelarse a su pueblo a su plena manifestación en el Hijo encarnado, ha hablado según la cultura propia de las diversas épocas.”.(Gaudiumetspes, 40, 58)
La Iglesia se inserta en las culturas, pero no se parcializa con ninguna raza o nación o con ningún modo de ser, antiguo o moderno. Esta inserción busca purificar y elevar las costumbres de los pueblos, perfeccionando a la sociedad, educando al hombre para la libertad y estimulando a la sociedad a buscar la perfección integral de la persona. (Gaudium et spes 58-59) La conquista de América, que se reseña como una época de explotación y de dominación de pueblos enteros, contrasta con esta postura moderna. No debe olvidarse, sin embargo, que ante el interés egoísta de los conquistadores, se levantaron personas con verdadero espíritu misionero, que defendieron a las personas originarias de estas tierras. A través de los siglos los valores cristianos han ido permeando a las sociedades y perfeccionándolas hacia la caridad. La igualdad entre las personas, que hoy los pueblos reclaman como derechos se fundamentan en las enseñanzas difundidas entre las primeras comunidades cristianas. De igual forma, los principios y valores que conforman la Doctrina Social de la Iglesia y que se proclaman en el Catecismo de la Iglesia Católica, han ido transformando a las culturas con valores de respeto a la persona humana, solidaridad, justicia y libertad.
Además de contribuir con grandes cambios sociales, en beneficio de toda la humanidad, la Iglesia también proclama el derecho de los pueblos a mantener su identidad y a vivir su cultura. Leemos en el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, 157: “La Nación tiene el derecho fundamental a la existencia, a la propia lengua y cultura, mediante las cuales un pueblo expresa y promueve su soberanía espiritual; a modelar la vida según sus propias tradiciones, excluyendo, naturalmente toda violación a los derechos humanos fundamentales y, en particular, la opresión de las minorías; a construir su propio futuro proporcionando a las generaciones más jóvenes una educación adecuada.”
En la Carta Pastoral de Mons. Roberto O González Nieves, Patria, Nación e Identidad: don indivisible del amor de Dios (2003) se nos exhorta, como puertorriqueños, a valorar nuestra cultura, preservar nuestras expresiones de pueblo y a permitirnos iluminar nuestras decisiones temporales con las enseñanzas que hemos recibido de la Iglesia. Vivir y respetar nuestra cultura nos hace mejores, nos lleva a respetarnos a nosotros mismos. De ese reconocimiento puede nacer un sano respeto y reconocimiento de igualdad entre nuestro pueblo y otras naciones. Ante la Proclama del 19 de noviembre como el Día del Descubrimiento y la cultura puertorriqueña, celebremos nuestra identidad cultural y busquemos siempre nuevas formas de cómo pueblo vivir, en nuestro entorno social, el Evangelio. Que nuestra cultura crezca y se desarrolle entorno al bien común, que cultivemos valores morales y que no olvidemos lo que nuestros ancestros nos han enseñado: humildad, creatividad, amor a la tierra, hospitalidad y solidaridad con nuestros hermanos. Celebremos nuestra puertorriqueñidad con orgullo, es un don de Dios. ■
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Nélida Hernández
Consejo Social Arquidiocesano