El pasado domingo, 25 de enero, poco más de mil niños, adultos y religiosos de las seis diócesis llegaron hasta Aibonito para celebrar la novena Jornada Nacional de la Infancia y Adolescencia Misionera con el lema: Que no se apague tu corazoncito misionero.
En esta ocasión el evento, que inició alrededor de las 9:00 de la mañana, contó con un variado programa de actividades que incluyó la participación artística de los niños de la catequesis de Aibonito y artistas invitados. Además de juegos, dinámicas, kioscos de comida, venta de libros, entre otros.
De otro lado, al filo de las 10:30 de la mañana inició una primera procesión con la presentación de las parroquias y los colegios presentes. Posteriormente, niños y adolescentes desfilaron con diferentes banderas en representación de cada país misionero.
El Padre Obispo Rubén González Medina, obispo de la Diócesis de Caguas presidió la eucaristía junto a otros presbíteros. Mientras que la musicalización estuvo a cargo del coro de niños Regalo de Dios de la catequesis.
En su saludo, subrayó que esta es una obra de toda la Iglesia. “Obras Pontificias Misioneras, depende directamente de ese deseo del papa Francisco de ser una Iglesia evangelizadora. De una Iglesia que se lanza a las calles a anunciar con audacia y alegría el Evangelio”, expresó.
Animó a los presentes a saludar a la persona de al lado diciéndole: “Ánimo, sé buen misionero”.
Igualmente reconoció que: “Todos y todas somos misioneros y misioneras desde el día de nuestro bautismo en el que recibimos esa consigna del Señor. Vamos pues a dar gracias a Dios por esta vocación tan especial de la Iglesia que abre su corazón al mundo entero”, manifestó.
Durante su homilía, en la que se valió de dinámicas y canciones, el obispo enfatizó que el misionero, el profeta, es aquel que sabe que Dios tiene un proyecto, y es el amor.
“El Señor quiere que descubramos hoy algo bien importante y es que su amor es para todos. Un misionero necesita cuatro cosas: cabeza, pies, manos, y un corazón para amar. […] Por eso Jesús tiró las redes y eligió pescadores y los convirtió en Apóstoles.”, dijo.
Agregó que: “Desde una palabra retante como puede ser la del profeta Jonás, en la que vemos a una persona que no quiere pero al final acepta la misión, […] ponemos nuestra cabeza, ponemos nuestras piernas, ponemos nuestras manos, pero sobre todo nuestro corazón en las manos del Señor para que nos ayude a evangelizar, y recuerden que evangelizar es anunciar a la gente el amor de Dios”.
En un diálogo con el público cuestionó:
-“¿Qué le pide el Espíritu Santo a la Iglesia? ¡Calle, calle y calle! ¿Qué le pide?”.
-‘¡Calle, calle y calle!’, respondió el público.
-“No que se calle. Que se vaya…”.
-‘¡A la calle!’, dijo la gente.
-“¿A qué?”.
-‘¡A evangelizar!’, replicaron.
-“‘A callejear’, dice el Papa y callejear quiere decir evangelizar”.
Por su parte, el diácono Humberto Martínez manifestó que el propósito de esta jornada es que los niños creen conciencia en ayudar a otros niños, pues la misión no es solamente salir.
“A través de la catequesis y de lo que es Infancia misionera se crea conciencia en el niño de que puede aportar. De esta forma el niño va creando ese espíritu misionero de que es mejor compartir, que estar pidiendo constantemente”, acotó.