“Por el Bautismo somos liberados del pecado”, (Catecismo, 1223).

El sonido ensordecedor de las sirenas hace evidentes la emergencia en el hogar de la familia de la esquina en la urbanización. Es un bebé de apenas dos semanas de nacido que presenta un cuadro comprometido; está cianótico y va camino a la sala de emergencia con pocas posibilidades. Eran las 5 de la tarde de la víspera de los Santos Inocentes. Dentro de la ambulancia, la madre y su vecina bautizaron a ese bebé con mano temblorosa. Su único deseo es que viva, pero había que liberarlo del pecado lo más pronto posible.

El relato de estos hechos pudiera cambiar de persona, lugar o circunstancias, pero el denominador común es que no debería privarse a un niño de la gracia del Sacramento, necesario para la salvación, máxime si está en peligro de muerte. Claramente lo dice el Catecismo (1263): “Por el Bautismo, todos los pecados son perdonados, el pecado original o todos los pecados personales así como todas las penas del pecado”.

Padre Eduardo González Castillo explicó que cualquier persona, cristiano o no, puede bautizar siempre que sepa lo que se tiene que hacer para administrar el bautismo a alguien se sabe que es cristiano o que es de familia cristiana, pero que no se ha bautizado. El Catecismo (1256) especifica que el ministro ordenado, entiéndase obispo, sacerdote o diácono y “en caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar si tiene la intensión requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria” (1256). Además, cualquier persona puede recibir el Bautismo: “Es capaz de recibir el Bautismo todo ser humano, aún no bautizado, y solo él”, (1246).

“El Bautismo de emergencia, se da en aquellos casos que el niño está grave, no da tiempo a llevarlo, puede ser bautizado ahí mismito, inmediatamente. Cuando hay peligro de muerte, por ejemplo, las enfermeras que están asistiendo un parto, el niño sale con el cordón umbilical enredado en el cuello y prácticamente nace a punto de morir, como el deceso puede ocurrir en cualquier momento porque el niño nació, se le bautiza ahí”, dijo Padre Eduardo.

El rito es muy sencillo. La triple infusión debe decir: “-nombre de la persona a bautizar-, yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”. Claro, es importante destacar que luego de un Bautismo de emergencia o de necesidad, se recomienda asistir a la parroquia a culminar el ritual en el templo como el sacerdote menciona: “Luego, se escoge la fecha, quienes estaban allí, que son testigos y cuando el muchachito ya se pueda llevar al templo, se completa el bautismo y se pone la fecha en que se bautizó. Se bautizó en emergencia en tal fecha y se completó lo del Bautismo en tal fecha y se registra”.

Antiguamente en las zonas rurales de la Isla se acostumbraba a bautizar en la casa, porque no había seguridad que los niños recién nacidos duraran mucho y había dificultad para llegar a la Iglesia, porque tenían que caminar varias horas desde los campos. “Por lo tanto, ya tenían preparados los padrinos y las madrinas, tan pronto daba a luz no pasaban ni tres días y lo bautizaban”, detalló Padre González.

Padre Eduardo también añadió que está el Bautismo de sangre que pudiera ocurrir actualmente en Medio Oriente en las masacres que se suscitan contra los cristianos porque ellos son asesinados por el solo hecho de creer en Cristo; ellos son bautizados con sangre de martirio. Ese también fue el caso de los Santos Inocentes que murieron por causa de Cristo.

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